Entrada de la mansion Darkya

No supe bien el por qué pero de repente estaba manejando hasta la casa de las Darkya. Al llegar me sorprendió ver a Lune fuera.
-Hola -la salude cuando baje del auto.

Aquella cálida voz me trajo de nuevo a la realidad. Miré a la calle, y vi a Edward, el vampiro del aquellarre en las afueras de Forks, saliendo de su volvo.
- Hola - ¿qué más iba a decir? No lo conocía. Me mordí el labio .

Nuevamente escuchaba su vos, era raro.
-Emmm, estaba buscando a Merope pero veo que no esta aquí -en cierta forma era cierto -Dime Lune, como te fue en tu viaje? -necesitaba hablar de algo.

¿Merope? Ah, casi me olvidaba de Merope. La voz de Edward me daba dolor de cabeza, pero era un extraño dolor de cabeza. Es más, no puedo sentir dolores de cabeza. Era, sentir. Sonreí ante mi estúpido pensamiento.
-Merope se fue de caza, está en el bosque.
¿Cómo sabía qué me fui de viaje? ¿Cómo? ¿Qué...?
-¿Quién te dijo eso? - alzé una ceja.

-Sunly lo hizo -dije al ver en su cabeza que hablaba acerca del viaje, tan raro era?

Lo fuilminé con la mirada.
-Deja de leer mi mente.

-Es algo que me sale naturalmente -le dije -Supongo que entenderas de eso -le sonreí no de una forma demasiado amigable, seguía siendo la misma.

Alzé una ceja.
-Evítalo. - lo miré ignorante.

-Lo intentaré -dije rodando los ojos -Bueno... veo que no soy muy bienvenido no?

-Supongo que Sunly te contó sobre mi personalidad. -me mordí el labio. - Es decir, sabes sobre el viaje...

-Si -dije dudando, hasta donde iría esto?

Miré a otro lado, bajo la sombra del árbol. Se hizo una pausa, y después de un rato sentí la necesidad de hablarle de nuevo y amablemente:
-¿Quieres pasar?

Miré asombrado a Lune.
-Por qué la amabilidad? Supuse que no te caía bien -sonreí.

-Honestamente, tengo muchas cosas que pensar. Pero primro quiero asegurarme de que puedo disfrutar de mi privacidad. Es decir, no quiero que sepas lo que pienso.
Sonreí y me puse de pie.
-¿Qué dices?

Sonreí.
-Puedo dejarte si es lo que quieres... aunque me encantaría pasar si me lo permites.

Abrí la puerta y la empujé suavemente.
-Eres bienvenido, entonces.
Me incómodaba no saber la razón por la cual necesitaba tratarlo diferente. Se me hacia... raro. Pero me gustaba. Además, era como si lo conociera desde hace tiempo, como si lo quisiera mucho y sabía que tenía que sentirlo así. Tal vez, así debía ser.
Entramos y fuimos a la sala principal.
-Supongo que Sunly ya te ha traído.