Ya había terminado de cazar. Mis ojos habían vuelto a su miel tan familiar y ahora me proponía volver y buscar algún lugar en dónde vivir el corto período de tiempo que iba a pasar en Forks.
Pero algo me detuvo. No era la única en el bosque...
Giré mi cabeza hacia la izquierda y vi una silueta sentada en una de las ramas del enorme árbol que se levantaba frente a mi.
Fruncí el seño...¿Quién sería a estas horas de la noche?
Me acerqué con sigilo y cuando estuve a una distancia prudente, me detuve.
- Hola - murmuré con mi característica alegría, aunque no muy segura de con quien trataba...